las ventanas de mi choza,
y entrará la brisa fresca
hasta el fondo de mi alcoba!
Necesita de limpieza,
tiene basura de sobra;
el barro que Dios me diera
un día de lluvia y sombra.
Quitaré lo que le afea.
Quiero darle nueva forma;
deseo pintarla entera
con pinceladas de rosas.
Confiezo que he descuidado
mi bella y campestre choza!
En la amplitud de su atrio
voy a sembrar amapolas,
y le pondré un muro alto,
¡porque los malignos rondan!
Ya no la llamarán rancho,
¡Pues será una gran quintota!
y tesoros muy preciados
mi alcazar tendrá de sobra.
Sus colores serán santos,
y en su interior no habrá sombras.
Lo que hoy no es más que un rancho
que por el desprecio llora,
mañana será cual árbol
donde las aves se gozan.
De choza a quinta.
Autor:
Maximino M.
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